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lunes, 20 de febrero de 2017

Categorización racial y cultural en Cochabamba (1850 - 2017)

Retrospectiva histórica



1. Demografía, historia y territorialidad. Guzmán, 1993; 76. Archivo Histórico Municipal de Cochabamba.
Solo en este pequeño fragmento de datos de la época republicana en Cochabamba se puede constatar el proceso de fagocitosis humana/cultural del indígena y la hegemonía de la élite española que consolidó su estatus de “superioridad” con respecto a los criollos y los mestizos, esta vez desde su constitución política del 19 de noviembre de 1826. Si bien los españoles, que entraron en un periodo de decadencia tras la independencia de la república de Bolivia, homologaron su supremacía en los criollos españoles, y lo hicieron en un proceso que afectó aún más a los indígenas.

Estos datos por otra parte, deben permitirnos reflexionar en esta asignación “colonializada” de categorías socioeconómicas y culturales que prevalecen en nuestra época, y repensar la utilización del término “raza” que no fue más que la teorización simbólica para la naturalización de estas relaciones coloniales de poder.

De esta manera se establecieron posiciones que legitimaron las categorías anteriores de dominación (superior/inferior), pero esta fue re-marcada a partir de la asociación con el fenotipo y la cultura, así se demarcó el terreno con la auto-asignación de la categoría de superioridad para el europeo, y de inferior al -no europeo-. Son estas delimitaciones simbólicas que luego prevalecerán hasta nuestro tiempo, manifiesto en el “modo básico de clasificación social universal de la población mundial. […] Distribuyendo a la población del mundo en rangos, lugares y roles”, añadiendo toda esta connotación a la configuración de dominación inter-sexual o de género pre-existente a la colonia. Cf. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina, de Aníbal Quijano”

Máscara de blanco
Mujeres de antaño que usan los casi desaparecidos sombreros de chola cochabambina en un mercado, a mediados del siglo XX. (Fototeca Digital, Archivo Histórico Municipal)
Por otro lado, el cuadro anterior (1) diseñado por el historiador Guido Guzmán Salvatierra en su investigación historiográfica, y los datos obtenidos de los registros  parroquiales  de San Miguel de Toco, sintetizan un ejemplo concreto de esta configuración en Cochabamba del siglo XIX y XX. Esta proporción de mestizos con respecto a los “indios” y los “blancos” (españoles) nos permiten hacer una lectura etnológica interpretativa. Por una parte, en respaldo a la noción de Guzmán, los indígenas tuvieron que “mimetizar” su condición de indígenas, camuflándolo con el arquetipo de “mestizo” y de esta manera auto-negarse a sí mismos y evitar aquellas relaciones abruptas de poder establecidos siglos antes, o por lo menos disminuirlo. Esta conducta se fue naturalizando y refleja un rasgo de establecimiento cultural de una supuesta superioridad enfocada en el “blanco” (extranjero) en relación al “indio” (el yo boliviano). Es esta una razón del porque el boliviano tiene la tendencia a concebir lo “externo” como superior, y lo local como lo inferior. Lo mismo sucede con el camuflaje cultural del -mestizo boliviano-, que hoy en día adopta esta conducta simbólica para negarse a sí mismo y considerarse falsamente en un emparentado con la -presunta- superioridad del “ario” extranjero y su modernidad, o por lo menos para no ser catalogado como “indígena” y por tanto como alguien no inferior/sub-desarrollado (otra clasificación socio-económica a nivel macro, también de concepción occidental).

Adoctrinamiento Eurocéntrico

Por otra parte, parafraseando a Guzmán, los sacerdotes católicos adoctrinados y adoctrinadores del eurocentrismo filosófico y su promoción dogmática del supuesto modelo de ser (ser humano) que trajeron a América para los no humanos (indígenas), categorizaron -al igual que los españoles- a los individuos por su fenotipo. De esta manera establecieron y consolidaron una categorización y niveles de poder. El propósito eclesial que la teoría nos dice, se confronta con la realidad en esta pequeña exposición historiográfica. Las investigaciones concernientes a la presunta conversión de los “salvajes” en “seres humanos”, también formó parte de la realidad concreta de Cochabamba. Las consecuencias al definir a la población demográficamente, (distinguiendo) a los que ya eran “humanos” y los que lo eran a medias, de los supuestos “humanos”; Reitero, han delineado la actual configuración socioeconómica y cultural a partir de estas relaciones de poder colonial y post-colonial.

Un proceso de cambio que requiere cambios


Tratando de contrastar el contexto anterior con el actual, debemos mencionar que el ascenso al poder de Evo Morales Ayma (sin asumir una postura maniqueísta, sino histórica), marcó un hito importante. Significó -por lo menos simbólicamente- un importante paso para la reivindicación e inclusión social de sectores marginados, y de la participación de indígenas y pro-indigenistas en las altas esferas sociales, económicas, políticas y culturales, impregnadas de un capital simbólico que generó transformaciones; Sin embargo, tras 10 años de que el Movimiento al Socialismo asumiera el control estatal, los hechos nos demuestran que gran parte de la configuración del discurso descolonizador se definió lastimosamente a partir de una lógica occidental, que provocó en el peor de las percepciones críticas, en la instalación de una nueva oligarquía indígena y mestiza (afín al proceso de cambio) y una inversión de polos que preservan esta actitud colonial. Si bien existe simbólica y parcialmente una inclusión social, participación ciudadana y visibilización cultural del indígena, no se ha logrado aún una ruptura seria de estas estructuras mentales, de esta categorización socioeconómica y cultural que sigue en vigencia.

Por tanto, existe un reto para los profesionales de las ciencias sociales, quienes deberán asumir un reto inter-disciplinario, trans-disciplinario, inter-epistémico y de pensamiento complejo/sistémico, que apunte a un cambio cultural y político del actual sistema occidentalizado.

El propósito será -por ahora- la erradicación de la colonialidad mental de los des-colonizadores, tanto de la izquierda que maneja el discurso indigenista, como de la derecha, que inició con la instrumentalización de dicho discurso. El inicio es auto-cuestionar nuestras propias lógicas occidentales heredadas que son opuestas a la consciencia crítica con respecto a la otredad, y de las actitudes promotoras de espacios de diálogo e interculturalidad. Se trata en suma de abolir nuestra colonialidad, abordar la descolonizaciónde los intelectuales y finalmente descolonizar a nuestra sociedad; Re-configurar y re-direccionar un proceso que nació de los movimientos kataristas, es decir un cambio del “proceso de cambio”.





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