Para favorecer la comprensión de la problemática que se planeta en
este texto es preciso realizar una retrospectiva para entender los cambios y
transformaciones, en el clima de las emisiones de programas de entretenimiento
y publicidad en los medios de comunicación social, sobre todo en canales
televisivos.
Una breve historia de la
Televisión en Bolivia
La Televisión Boliviana surgió el 30 agosto de 1969 mediante un decreto
emitido por el entonces presidente Luis Adolfo Siles Salinas quien asumió el
poder a la muerte del Gral. René Barrientos Ortuño. En esta época las personas
que tenían un televisor solamente lograban captar imágenes en blanco y negro.
Los despachos internacionales eran recibidos a través de teletipo mediante la
agencia de noticias DPA, pero el mismo no era inmediato y las noticias eran
conocidas por los bolivianos dos días después de que los hechos sucedían en el
mundo.
Durante la década de los años setenta Televisión Boliviana comenzó
con la producción propia para ser difundida al resto del país. Mabel Rivera,
directora del teatro "El Arlequín" implementó un programa infantil en
el que cada semana se presentaba cuentos como Blanca Nieves, Caperucita Roja y
otros. En esa misma década nació el programa "Enfoques", dirigido y
producido por el comunicador Mario "Cucho" Vargas. En este programa
se realizaron presentaciones de artistas nacionales e internacionales. A la
llegada de la década de los ochenta Televisión Boliviana se convierte en ENTB
(Empresa Nación de Televisión Boliviana).
(1985-1999) Con la llegada de la Democracia a Bolivia los canales
privados comenzaron a multiplicarse con la emisión de enlatados norteamericanos
de todo tipo. En este contexto ENTB continuó con emisiones informativas y
educativas. A finales de los años ochenta los analistas políticos como Carlos
Mesa toman las pantallas de televisión, época en el que empieza a consolidarse
la “opinión pública”, y a partir de los años noventa el programa se llamaría
los "todólogos". (2006-2009) Con la Constitución Política del Estado
Plurinacional se determinó la creación, en abril de 2009, de la empresa Bolivia
TV como medio de comunicación del Estado y las empresas privadas de TV
fortalecieron su programación con mayor producción nacional y emisión de
enlatados Latinoamericanos.
En la actualidad, las programaciones de estas empresas de
Comunicación se basan en la agenda-setting y la grilla del consumo de
audiencias, establecidas por los medios de comunicación internacional,
basándose en la ética neoliberal y capitalista de las grandes empresas de la
industria cultural.
La preferencia por la TV
Según el Censo de Población y Vivienda del año 2012 (INE), en
Bolivia son 2.812.715 el total de personas que tienen acceso a Tecnologías de
Información y Comunicación, de las cuales 67,24 % del total de personas, con
viviendas particulares y ocupantes presentes, tiene acceso a la televisión. La
Paz tiene el 82 % y es la ciudad con mayor cantidad de personas con acceso a
este medio, secundando Oruro con 78 %, tercero en la lista es Tarija con 77 %,
y Cochabamba con el 76 % ocupando el cuarto lugar. Según UNIR Bolivia y su
Informe Final del año 2013, el 70 % de la población prefiere ver
prioritariamente la TV con respecto a otros medios tradicionales.
Una realidad alarmante
Hasta diciembre de 2016, un total de 104 casos de feminicidio se
registraron en Bolivia, siendo La Paz y Cochabamba las regiones donde se presentaron más
hechos de esta naturaleza, según la Fiscalía General del Estado.
“De ese total, 24 casos ya tienen sentencia condenatoria (17 por
procedimiento abreviado), cinco se extinguieron por muerte del imputado y el
resto de casos se encuentra en etapa de investigación”, informó el Fiscal
General del Estado, Ramiro José Guerrero Peñaranda, citado en un boletín de
prensa de la institución judicial. Las cifras por departamento registra: La Paz
con 28 casos de Feminicidio, Cochabamba 27, Santa Cruz 21, Chuquisaca 5; Oruro
6; Tarija 5; Potosí 8; Beni 3 y Pando 1. Sin tomar en cuenta las cifras no oficiales de la gestión 2017, hasta la fecha.
La TV
misógina y Contradicciones de los MASS MEDIA
Notaremos, según nuestro contexto, que son diversos los medios que
la población acepta o asume para informarse o entretenerse, sin embargo son los
canales de TV que la gente prefiere, y por tanto, le otorgan cierta
credibilidad en el consumo de la opinión pública. Por otra parte, la TV es la
más aceptada por su accesibilidad, según el INE, ya que utiliza varios de los
recursos sensitivos de comunicación (audio/visual en gran medida). Bajo este
contexto debemos relacionar la problemática de la violencia contra las mujeres
con los referentes históricos y actuales de los medios de comunicación, sobre
todo el de la televisión y su programación con respecto a su grilla de
entretenimiento y publicidad.
Mientras los medios de comunicación emiten cortos de propaganda en
el que difunden derechos de las mujeres y -la ley 348- que sanciona cualquier
acto de violencia en contra de ellas, estos mismos medios se contradicen con la
manipulación de la figura de la mujer como objeto de publicidad, como
representación supeditada a la figura del hombre, y el medio, como ente que
debe preservar el paradigma patriarcalista que regula el sistema y el padrón de
conducta frente a los roles de género. ¿A qué nos referimos? Analicemos las
contradicciones de estos medios en base a la normativa vigente.
Tenemos 3 párrafos en el Artículo 23 de la Ley 348 “LEY INTEGRAL
PARA GARANTIZAR A LAS MUJERES UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA” promulgada el 9 de
marzo de 2013, referidas a la “OBLIGACIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN”, (Obligación desde la promulgación del DS 2145, el 14 de octubre del 2014)
Vayamos por partes. Primero, según el Artículo 23 de la Ley 348. (Obligación
de los medios de comunicación). Estos adoptarán las siguientes medidas:
“1. Adoptar los Códigos de
Ética y otras medidas de autorregulación, en relación a la difusión de
contenidos discriminatorios vinculados a la violencia hacia las mujeres o que
refuerzan o justifican la tolerancia, o que atenten contra los derechos de las
mujeres”. Sin embargo los medios de comunicación no
solo incumplen, sino que hacen totalmente lo opuesto. ¿Cómo? La producción
nacional y regional, con respecto a una programación de entretenimiento,
bombardea diariamente información y prototipos de belleza, de mujer, de madre,
de hija, y de una posición (de la figura de mujer subordinada) frente a la
figura masculina. No existe cuestionamiento de esta producción mediática de
parte de la sociedad, y menos de los mismos medios hacia sus sistemas vigentes
de control y “autorregulación”. En palabras someras, la cosificación de las
mujeres se ha -NATURALIZADO-. No existe una des-alienada regulación de sí misma
en base a la norma. Hasta la fecha solo se presume dicha “auto-regulación” con
respecto a la problemática. ¿Cómo puede auto-regularse un sistema en el ámbito
comunicacional, si el sistema mismo carece de una ética des-patriarcalizadora?
¿Cómo puede existir un serio cuestionamiento a las estructuras ideológicas de
este sistema, si a priori existe “naturalización” de esta violencia?
Por otra parte, el párrafo 2 del Artículo 23 de la Ley 348. (Obligación
de los medios de comunicación) manifiesta: “Destinar,
en el marco de la responsabilidad social, un espacio mínimo gratuito para la
difusión de mensajes que promuevan los valores establecidos en la presente Ley”.
Si bien algunos medios publicitan la norma, lo hacen difundiendo imágenes, texto o
audio, pero no el propósito y fin de la ley. Es decir, los “valores” de la ley
tienen relación estrecha con el supuesto rol de educación de la sociedad que estos medios deberían de asumir. Por el contrario, los
medios, en su mayoría, carecen totalmente de este atributo. Pues canales,
prensa escrita/digital o radio, en absoluto transmiten valores, solo transmiten
mecánica y literalmente dicha norma. Los pocos que lo hacen, lo hacen como si nos
hicieran un favor. Y encima, se contradicen con las parafernalias misóginas
dentro la programación de entretenimiento, donde transmiten anti-valores a
partir de la instrumentalización y el exhibicionismo de las mujeres. Se darán
cuenta que la incoherencia en los MASS Media es notoria.
Entre tanto, el párrafo 3 del Artículo 23 de la Ley 348. (Obligación
de los medios de comunicación) arguye: “Difundir
informaciones relativas a la violencia contra las mujeres de forma objetiva,
precautelando la defensa de su autonomía, libertad, dignidad, privacidad y
derechos, de sus hijas e hijos, restringiendo toda exposición gráfica que
constituya humillación, exposición pública y/o degradante”. El análisis
respecto de la difusión “objetiva” que supuestamente desarrollan la mayoría de los medios, concerniente
a la violencia contra las mujeres, lo explicaremos casi al finalizar este
artículo por tener connotaciones especiales. Lo que sí podemos ya mencionar es
el incumplimiento del resto de este párrafo. ¿Por qué?
La TV es preponderantemente misógina, aunque aparente ser salvaguarda de su dignidad,
privacidad y de sus derechos, porque ha sido fundado bajo la lógica
capitalista, y por tanto del patriarcado mercantilizador y subsumista de la
feminidad. Esta corrupción pasa desapercibida por la mayoría de la sociedad
bajo máscaras de entretenimiento y marketing. Lo que estos medios no advierten
es la proyección que está más allá de sus narices; La manipulación comercial de
la figura femenina a nombre de “moda”, la de una promoción distorsionada del
pseudo-estereotipo de mujer occidentalizada a nombre de “belleza universal”, la
de una espectacularización del morbo eurocentrado femíneo a nombre de “competencia
de belleza”, o la de una exotización burlesca y mediatizada de cuerpos
femeninos que no engranan bajo los estándares comestibles de la TV, a nombre de
“show” o “reality”.
Los Medios de comunicación (recalco no todos, pero sí en su gran mayoría), siendo uno de los medios presuntamente con
mayor cantidad de información difundida, y por tanto de conocimiento, resultaron ser,
como en muchos otros países de Latino América, una de las instituciones con
mayor ignorancia en la cuestión y con una de las mayores cegueras patriarcales
del neocolonialismo del siglo XXI. ¿Cómo se le puede pedir al medio educar
contra la violencia hacia la mujer, si las estructuras mentales de gran parte de sus empleados y empleadores están programados para hacer todo lo contrario? Es como
pedirle a la higuera unos exquisitos anticuchos con llajwa de maní, obviamente
nunca te los dará por más que se esfuerce.
Del dicho al Hecho.
Los medios de comunicación no solo promueven mayor violencia
contra las mujeres de una manera sutil y disimulada. Es más, la practican a diario. Los hechos nos demuestran
que el problema de la violencia1
en los medios de comunicación, sobre todo en la TV, reitero, se ha
NATURALIZADO. Dicha naturalización está cohesionada con el hábitus, término que utiliza el intelectual Pierre Bourdieu para referirse a esquemas mentales estructurados y estructurantes que explican como se naturaliza el rol y el comportamiento de un individuo en una comunidad. En otras palabras se refiere a la cultura (entendida como educación) que los individuos (hombres y mujeres) aprenden. Este hábitus cultural se internaliza, por una parte gracias a la influencia de la familia, las instituciones educativas, y por otra, a través de los medios de comunicación.
Estos medios de comunicación son manejados a través de algunos monopolios mercantilistas bajo lógicas empresariales, que ofrecen una programación considerada TVbasura por quienes
cuestionamos la naturalidad de la violencia simbólica y mediática contra las
mujeres. Este sistema se basa en la compra/venta de productos o servicios, a
través de la emisión de "golosinas y alimento chatarra distractivo" que fomenta
la preservación de los roles tradicionales entre hombres y mujeres, la
“cosificación” de la féminas, violencia simbólica, etc. El serio interés por el
lucro de estos canales de Tv, como en otros medios, pone en evidencia que la
violencia contra la mujer no solo es instaurado, prolongado y fomentado por la
ausencia de valores en el hogar, sino por la promoción de antivalores que es
difundido por estos medios de comunicación. No diré todos, pero es fácil notar que no falta alguno que no use la "belleza de la mujer" para ganar rating. Acá no se cuestiona la situación socioeconómica del medio, lo que se cuestiona es la presunta "responsabilidad social" de la que carece.
Programaciones de entretenimiento para “mayores de edad” que se
emiten en horarios de familia, por ejemplo; Publicidades que “denigran” a las
mujeres y que es transmitido a lo largo del día sin censura o ajuste en
horarios establecidos para la familia. O la frase que se hizo célebre en una de
las publicidades de un canal en particular; “El hombre -trabajador-. Y la mujer
-la más tierna de la casa-“. Pregunto, ¿Acaso las mujeres que cargan con los
quehaceres domésticos, no trabajan? Este último ejemplo denota la reproducción
de roles en función del sexo, la invisibilización de las mujeres, y la
promoción del estereotipo de trabajo ligado al sexo. Este pequeño
ejemplo entre muchos, refleja la insensibilidad y la ceguera de los productores
al momento de llevar a la acción su frivolidad, mal llamada “creatividad”.
1. Categorías de violencia contra la mujer, inscritas en el texto de la Ley 348. |
Androgeneización
de la violencia. Contradicciones en la Ley 348
La violencia simbólica y mediática también atraviesa por otro
mecanismo de internalización. Me refiero al lenguaje explícito e implícito,
gráfico y no gráfico. El amarillismo en algunos periódicos censurables que
traslocaron su comportamiento a los periódicos de “élite”. Y es que no solo se
trata de un vicio misógino, sino que el círculo vicioso instrumentaliza a su
vez a los medios impresos “populares” para obtener la subvención suficiente
para sus arcas. ¿Cómo lo hacen? Difundiendo en sus contenidos, la violencia, el
morbo y la censura, basándose en el objeto (mujer y otras categorías más). De esta
manera se replica la idea de lo normal/natural, cuando los sujetos
consumidores, niños (indirectamente), adolescentes, adultos, ancianos, hombres y mujeres, llevan a la
dialéctica machista la aplicación en su cotidiano de esta lógica. Por una
parte, la conservación en la mente de las mujeres, de su presunta inferioridad
(mujer dócil/débil), a través de la violencia manifiesta en los contenidos de
estos medios. Y por otra en el fortalecimiento de la idea de superioridad
(agresivo/fuerte) de los hombres frente a las mujeres.
La descomunicación de los medios también ha ido naturalizando otro
problema. Y es que el asunto no solo incumbe a los medios como re-productores
de la idea de violencia o su relación simbólica, sino de aquellos productores y
protagonistas de la solución más “fiable” del mundo (lo afirmo
sarcásticamente), tal y como es la Ley 348; Veamos por ejemplo, en su Artículo
7. (Tipos de violencia contra las mujeres). Encontramos el párrafo 2. “Violencia
Feminicida” cuyo concepto dice; “Es la
acción de extrema violencia que viola el derecho fundamental a la vida y causa
la muerte de la mujer por el hecho de
serlo”. Sin embargo los medios de comunicación promueven la
androgeneización de la violencia (con consciencia del hecho o sin ella). Es
decir, según lo analizamos, la violencia pareciera ejercitarse solo de un lado;
Sin requerir de mucho intelecto para darse cuenta, se trata de una torpe
falacia, que se naturaliza gracias a la fresca y perdurable publicidad de las
notas de prensa de la mayoría de los medios de comunicación.
¿Cómo sucede? Según los periodistas y reporteros, cualquier tipo
de asesinato premeditado o no, es considerado “feminicidio” si la víctima es
mujer, lo propio sucede con las autoridades policiales, políticas e
institucionales, al replicar esta lógica. Pregunto, ¿Acaso los periodistas,
policías, autoridades de gobierno, o cualquier vocero oficial, tienen una “bola
de cristal” para saber a priori que el cónyuge, amante, amigo, conocido o desconocido,
asesinó a su víctima porque simplemente se trataba de una mujer? ¿Dónde
quedaron los motivos, razones o circunstancias para hacerlo, o es que se obvian
estas causas? De ser así, ¿Cuándo una mujer mata a otra mujer, no es
feminicidio? No, porque seguramente no se ejerció la misma “violencia” durante
el asesinato (seguramente). Mejor aún, ¿Si una mujer homosexual mata a su amante mujer, dejó
de ser feminicidio solo porque fue un acto no perpetrado por un hombre?
Si la violencia se la categoriza por la sexualidad, entonces
merece que el asesinato hacia un hombre se denomine “androcidio”. Luego
inventaremos una categoría que diferencie al infanticidio por su sexo. Y cuando
finalmente categoricemos etariamente la violencia, lo haremos por estratos
económicos. ¿No les parece absurdo?
Si mantenemos esta lógica verticalista donde el hombre
heterosexual es un potencial feminicida, (solo porque es hombre), y la mujer
heterosexual es potencialmente sujeto de feminicidio, (solo porque es mujer);
Se naturaliza la noción de violencia en ambos casos. Tanto de quién puede
asumir la presunta superioridad, como de quién debe considerarse sujeto de
dominación.
¿La violencia que lleva a la muerte de una mujer hacia otra, o de
una mujer hacia un hombre, no es igualmente repudiable? Esta
pseudo-categorización, reitero, solo promueve la androgeneización de la
violencia, la mitificación de la misoandría o misandria, y la codificación
estereotipada del crimen. Se trata de la
promoción de un falso maniqueísmo, donde el hombre es el fuerte/villano, y la
mujer es la débil/víctima. Tal afirmación es totalmente descabellada, lo sé.
Pero es, lo que en el fondo nos quieren decir, cada vez que nos repiten trilladamente “feminicidio”.
Aclaro que no estoy defendiendo ninguna clase de machismo, ni
estoy tomando una postura andropocéntrica, ni estoy cayendo en una
contradicción después de todo lo expuesto con anterioridad. Considero que la
violencia, venga de donde venga, es y seguirá siendo violencia. Mate un hombre
a una mujer, o mate una mujer a un hombre, el asesinato solo tiene un nombre.
Mate un ser humano a otro, sea del sexo que fuere, no importa la edad, ni la
condición económica, es totalmente condenable y repudiable. Los hechos nos
demuestran que ninguna ley “contra la violencia hacia la mujer” (por lo menos
en el contexto boliviano) ha logrado resolver el problema, más al contrario,
preserva la situación vigente, la fomenta y la reproduce.
Este conflicto no es asunto político/legislativo (aunque se
requieren de políticas), sino de un asunto cultural, un asunto que debe
trabajarse desde la educación, desde un hábitus alternativo.
Si los gobernantes invirtieran más recursos económicos y más
empeño al invertir en cultura (entendida como educación) y menos en
protagonismos mediáticos pseudo-heroicos, el asunto podría cambiar de
horizonte. Claro está, se trata de un proceso largo, pero que finalmente
cambiaría la perspectiva de las futuras generaciones en relación de una
interculturalidad de género, un diálogo real y respetuoso entre hombres y
mujeres. Mientras, solo nos queda intentar descolonizar las mentes alienadas de nuestra sociedad, difundiendo contenidos reflexivos y educativos, como este que presentamos hoy.