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martes, 7 de marzo de 2017

El FEMINICIDIO de los Medios de Comunicación en Bolivia





Para favorecer la comprensión de la problemática que se planeta en este texto es preciso realizar una retrospectiva para entender los cambios y transformaciones, en el clima de las emisiones de programas de entretenimiento y publicidad en los medios de comunicación social, sobre todo en canales televisivos.

Una breve historia de la Televisión en Bolivia

La Televisión Boliviana surgió el 30 agosto de 1969 mediante un decreto emitido por el entonces presidente Luis Adolfo Siles Salinas quien asumió el poder a la muerte del Gral. René Barrientos Ortuño. En esta época las personas que tenían un televisor solamente lograban captar imágenes en blanco y negro. Los despachos internacionales eran recibidos a través de teletipo mediante la agencia de noticias DPA, pero el mismo no era inmediato y las noticias eran conocidas por los bolivianos dos días después de que los hechos sucedían en el mundo.

Durante la década de los años setenta Televisión Boliviana comenzó con la producción propia para ser difundida al resto del país. Mabel Rivera, directora del teatro "El Arlequín" implementó un programa infantil en el que cada semana se presentaba cuentos como Blanca Nieves, Caperucita Roja y otros. En esa misma década nació el programa "Enfoques", dirigido y producido por el comunicador Mario "Cucho" Vargas. En este programa se realizaron presentaciones de artistas nacionales e internacionales. A la llegada de la década de los ochenta Televisión Boliviana se convierte en ENTB (Empresa Nación de Televisión Boliviana).


(1985-1999) Con la llegada de la Democracia a Bolivia los canales privados comenzaron a multiplicarse con la emisión de enlatados norteamericanos de todo tipo. En este contexto ENTB continuó con emisiones informativas y educativas. A finales de los años ochenta los analistas políticos como Carlos Mesa toman las pantallas de televisión, época en el que empieza a consolidarse la “opinión pública”, y a partir de los años noventa el programa se llamaría los "todólogos". (2006-2009) Con la Constitución Política del Estado Plurinacional se determinó la creación, en abril de 2009, de la empresa Bolivia TV como medio de comunicación del Estado y las empresas privadas de TV fortalecieron su programación con mayor producción nacional y emisión de enlatados Latinoamericanos.

En la actualidad, las programaciones de estas empresas de Comunicación se basan en la agenda-setting y la grilla del consumo de audiencias, establecidas por los medios de comunicación internacional, basándose en la ética neoliberal y capitalista de las grandes empresas de la industria cultural.

La preferencia por la TV

Según el Censo de Población y Vivienda del año 2012 (INE), en Bolivia son 2.812.715 el total de personas que tienen acceso a Tecnologías de Información y Comunicación, de las cuales 67,24 % del total de personas, con viviendas particulares y ocupantes presentes, tiene acceso a la televisión. La Paz tiene el 82 % y es la ciudad con mayor cantidad de personas con acceso a este medio, secundando Oruro con 78 %, tercero en la lista es Tarija con 77 %, y Cochabamba con el 76 % ocupando el cuarto lugar. Según UNIR Bolivia y su Informe Final del año 2013, el 70 % de la población prefiere ver prioritariamente la TV con respecto a otros medios tradicionales.

Una realidad alarmante

Hasta diciembre de 2016, un total de 104 casos de feminicidio se registraron en Bolivia, siendo La Paz y Cochabamba las regiones donde se presentaron más hechos de esta naturaleza, según la Fiscalía General del Estado.

“De ese total, 24 casos ya tienen sentencia condenatoria (17 por procedimiento abreviado), cinco se extinguieron por muerte del imputado y el resto de casos se encuentra en etapa de investigación”, informó el Fiscal General del Estado, Ramiro José Guerrero Peñaranda, citado en un boletín de prensa de la institución judicial. Las cifras por departamento registra: La Paz con 28 casos de Feminicidio, Cochabamba 27, Santa Cruz 21, Chuquisaca 5; Oruro 6; Tarija 5; Potosí 8; Beni 3 y Pando 1. Sin tomar en cuenta las cifras no oficiales de la gestión 2017, hasta la fecha.

La TV misógina y Contradicciones de los MASS MEDIA

Notaremos, según nuestro contexto, que son diversos los medios que la población acepta o asume para informarse o entretenerse, sin embargo son los canales de TV que la gente prefiere, y por tanto, le otorgan cierta credibilidad en el consumo de la opinión pública. Por otra parte, la TV es la más aceptada por su accesibilidad, según el INE, ya que utiliza varios de los recursos sensitivos de comunicación (audio/visual en gran medida). Bajo este contexto debemos relacionar la problemática de la violencia contra las mujeres con los referentes históricos y actuales de los medios de comunicación, sobre todo el de la televisión y su programación con respecto a su grilla de entretenimiento y publicidad.

Mientras los medios de comunicación emiten cortos de propaganda en el que difunden derechos de las mujeres y -la ley 348- que sanciona cualquier acto de violencia en contra de ellas, estos mismos medios se contradicen con la manipulación de la figura de la mujer como objeto de publicidad, como representación supeditada a la figura del hombre, y el medio, como ente que debe preservar el paradigma patriarcalista que regula el sistema y el padrón de conducta frente a los roles de género. ¿A qué nos referimos? Analicemos las contradicciones de estos medios en base a la normativa vigente.

Tenemos 3 párrafos en el Artículo 23 de la Ley 348 “LEY INTEGRAL PARA GARANTIZAR A LAS MUJERES UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA” promulgada el 9 de marzo de 2013, referidas a la “OBLIGACIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN”, (Obligación desde la promulgación del DS 2145, el 14 de octubre del 2014)


Vayamos por partes. Primero, según el Artículo 23 de la Ley 348. (Obligación de los medios de comunicación). Estos adoptarán las siguientes medidas:
“1. Adoptar los Códigos de Ética y otras medidas de autorregulación, en relación a la difusión de contenidos discriminatorios vinculados a la violencia hacia las mujeres o que refuerzan o justifican la tolerancia, o que atenten contra los derechos de las mujeres”. Sin embargo los medios de comunicación no solo incumplen, sino que hacen totalmente lo opuesto. ¿Cómo? La producción nacional y regional, con respecto a una programación de entretenimiento, bombardea diariamente información y prototipos de belleza, de mujer, de madre, de hija, y de una posición (de la figura de mujer subordinada) frente a la figura masculina. No existe cuestionamiento de esta producción mediática de parte de la sociedad, y menos de los mismos medios hacia sus sistemas vigentes de control y “autorregulación”. En palabras someras, la cosificación de las mujeres se ha -NATURALIZADO-. No existe una des-alienada regulación de sí misma en base a la norma. Hasta la fecha solo se presume dicha “auto-regulación” con respecto a la problemática. ¿Cómo puede auto-regularse un sistema en el ámbito comunicacional, si el sistema mismo carece de una ética des-patriarcalizadora? ¿Cómo puede existir un serio cuestionamiento a las estructuras ideológicas de este sistema, si a priori existe “naturalización” de esta violencia?


Por otra parte, el párrafo 2 del Artículo 23 de la Ley 348. (Obligación de los medios de comunicación) manifiesta: “Destinar, en el marco de la responsabilidad social, un espacio mínimo gratuito para la difusión de mensajes que promuevan los valores establecidos en la presente Ley”. Si bien algunos medios publicitan la norma, lo hacen difundiendo imágenes, texto o audio, pero no el propósito y fin de la ley. Es decir, los “valores” de la ley tienen relación estrecha con el supuesto rol de educación de la sociedad que estos medios deberían de asumir. Por el contrario, los medios, en su mayoría, carecen totalmente de este atributo. Pues canales, prensa escrita/digital o radio, en absoluto transmiten valores, solo transmiten mecánica y literalmente dicha norma. Los pocos que lo hacen, lo hacen como si nos hicieran un favor. Y encima, se contradicen con las parafernalias misóginas dentro la programación de entretenimiento, donde transmiten anti-valores a partir de la instrumentalización y el exhibicionismo de las mujeres. Se darán cuenta que la incoherencia en los MASS Media es notoria.

Entre tanto, el párrafo 3 del Artículo 23 de la Ley 348. (Obligación de los medios de comunicación) arguye: “Difundir informaciones relativas a la violencia contra las mujeres de forma objetiva, precautelando la defensa de su autonomía, libertad, dignidad, privacidad y derechos, de sus hijas e hijos, restringiendo toda exposición gráfica que constituya humillación, exposición pública y/o degradante”. El análisis respecto de la difusión “objetiva” que supuestamente desarrollan la mayoría de los medios, concerniente a la violencia contra las mujeres, lo explicaremos casi al finalizar este artículo por tener connotaciones especiales. Lo que sí podemos ya mencionar es el incumplimiento del resto de este párrafo. ¿Por qué?

La TV es preponderantemente misógina, aunque aparente ser salvaguarda de su dignidad, privacidad y de sus derechos, porque ha sido fundado bajo la lógica capitalista, y por tanto del patriarcado mercantilizador y subsumista de la feminidad. Esta corrupción pasa desapercibida por la mayoría de la sociedad bajo máscaras de entretenimiento y marketing. Lo que estos medios no advierten es la proyección que está más allá de sus narices; La manipulación comercial de la figura femenina a nombre de “moda”, la de una promoción distorsionada del pseudo-estereotipo de mujer occidentalizada a nombre de “belleza universal”, la de una espectacularización del morbo eurocentrado femíneo a nombre de “competencia de belleza”, o la de una exotización burlesca y mediatizada de cuerpos femeninos que no engranan bajo los estándares comestibles de la TV, a nombre de “show” o “reality”.

Los Medios de comunicación (recalco no todos, pero sí en su gran mayoría), siendo uno de los medios presuntamente con mayor cantidad de información difundida, y por tanto de conocimiento, resultaron ser, como en muchos otros países de Latino América, una de las instituciones con mayor ignorancia en la cuestión y con una de las mayores cegueras patriarcales del neocolonialismo del siglo XXI. ¿Cómo se le puede pedir al medio educar contra la violencia hacia la mujer, si las estructuras mentales de gran parte de sus empleados y empleadores están programados para hacer todo lo contrario? Es como pedirle a la higuera unos exquisitos anticuchos con llajwa de maní, obviamente nunca te los dará por más que se esfuerce.

Del dicho al Hecho.

Los medios de comunicación no solo promueven mayor violencia contra las mujeres de una manera sutil y disimulada. Es más, la practican a diario. Los hechos nos demuestran que el problema de la violencia1 en los medios de comunicación, sobre todo en la TV, reitero, se ha NATURALIZADO. Dicha naturalización está cohesionada con el hábitus, término que utiliza el intelectual Pierre Bourdieu para referirse a esquemas mentales estructurados y estructurantes que explican como se naturaliza el rol y el comportamiento de un individuo en una comunidad. En otras palabras se refiere a la cultura (entendida como educación) que los individuos (hombres y mujeres) aprenden. Este hábitus cultural se internaliza, por una parte gracias a la influencia de la familia, las instituciones educativas, y por otra, a través de los medios de comunicación.

Estos medios de comunicación son manejados a través de algunos monopolios mercantilistas bajo lógicas empresariales, que ofrecen una programación considerada TVbasura por quienes cuestionamos la naturalidad de la violencia simbólica y mediática contra las mujeres. Este sistema se basa en la compra/venta de productos o servicios, a través de la emisión de "golosinas y alimento chatarra distractivo" que fomenta la preservación de los roles tradicionales entre hombres y mujeres, la “cosificación” de la féminas, violencia simbólica, etc. El serio interés por el lucro de estos canales de Tv, como en otros medios, pone en evidencia que la violencia contra la mujer no solo es instaurado, prolongado y fomentado por la ausencia de valores en el hogar, sino por la promoción de antivalores que es difundido por estos medios de comunicación. No diré todos, pero es fácil notar que no falta alguno que no use la "belleza de la mujer" para ganar rating. Acá no se cuestiona la situación socioeconómica del medio, lo que se cuestiona es la presunta "responsabilidad social" de la que carece. 

Programaciones de entretenimiento para “mayores de edad” que se emiten en horarios de familia, por ejemplo; Publicidades que “denigran” a las mujeres y que es transmitido a lo largo del día sin censura o ajuste en horarios establecidos para la familia. O la frase que se hizo célebre en una de las publicidades de un canal en particular; “El hombre -trabajador-. Y la mujer -la más tierna de la casa-“. Pregunto, ¿Acaso las mujeres que cargan con los quehaceres domésticos, no trabajan? Este último ejemplo denota la reproducción de roles en función del sexo, la invisibilización de las mujeres, y la promoción del estereotipo de trabajo ligado al sexo. Este pequeño ejemplo entre muchos, refleja la insensibilidad y la ceguera de los productores al momento de llevar a la acción su frivolidad, mal llamada “creatividad”.

1. Categorías de violencia contra la mujer, inscritas en el texto de la Ley 348.


Androgeneización de la violencia. Contradicciones en la Ley 348

 
La violencia simbólica y mediática también atraviesa por otro mecanismo de internalización. Me refiero al lenguaje explícito e implícito, gráfico y no gráfico. El amarillismo en algunos periódicos censurables que traslocaron su comportamiento a los periódicos de “élite”. Y es que no solo se trata de un vicio misógino, sino que el círculo vicioso instrumentaliza a su vez a los medios impresos “populares” para obtener la subvención suficiente para sus arcas. ¿Cómo lo hacen? Difundiendo en sus contenidos, la violencia, el morbo y la censura, basándose en el objeto (mujer y otras categorías más). De esta manera se replica la idea de lo normal/natural, cuando los sujetos consumidores, niños (indirectamente), adolescentes, adultos,  ancianos, hombres y mujeres, llevan a la dialéctica machista la aplicación en su cotidiano de esta lógica. Por una parte, la conservación en la mente de las mujeres, de su presunta inferioridad (mujer dócil/débil), a través de la violencia manifiesta en los contenidos de estos medios. Y por otra en el fortalecimiento de la idea de superioridad (agresivo/fuerte) de los hombres frente a las mujeres.

La descomunicación de los medios también ha ido naturalizando otro problema. Y es que el asunto no solo incumbe a los medios como re-productores de la idea de violencia o su relación simbólica, sino de aquellos productores y protagonistas de la solución más “fiable” del mundo (lo afirmo sarcásticamente), tal y como es la Ley 348; Veamos por ejemplo, en su Artículo 7. (Tipos de violencia contra las mujeres). Encontramos el párrafo 2. “Violencia Feminicida” cuyo concepto dice; “Es la acción de extrema violencia que viola el derecho fundamental a la vida y causa la muerte de la mujer por el hecho de serlo”. Sin embargo los medios de comunicación promueven la androgeneización de la violencia (con consciencia del hecho o sin ella). Es decir, según lo analizamos, la violencia pareciera ejercitarse solo de un lado; Sin requerir de mucho intelecto para darse cuenta, se trata de una torpe falacia, que se naturaliza gracias a la fresca y perdurable publicidad de las notas de prensa de la mayoría de los medios de comunicación.

¿Cómo sucede? Según los periodistas y reporteros, cualquier tipo de asesinato premeditado o no, es considerado “feminicidio” si la víctima es mujer, lo propio sucede con las autoridades policiales, políticas e institucionales, al replicar esta lógica. Pregunto, ¿Acaso los periodistas, policías, autoridades de gobierno, o cualquier vocero oficial, tienen una “bola de cristal” para saber a priori que el cónyuge, amante, amigo, conocido o desconocido, asesinó a su víctima porque simplemente se trataba de una mujer? ¿Dónde quedaron los motivos, razones o circunstancias para hacerlo, o es que se obvian estas causas? De ser así, ¿Cuándo una mujer mata a otra mujer, no es feminicidio? No, porque seguramente no se ejerció la misma “violencia” durante el asesinato (seguramente). Mejor aún, ¿Si una mujer homosexual mata a su amante mujer, dejó de ser feminicidio solo porque fue un acto no perpetrado por un hombre?

Si la violencia se la categoriza por la sexualidad, entonces merece que el asesinato hacia un hombre se denomine “androcidio”. Luego inventaremos una categoría que diferencie al infanticidio por su sexo. Y cuando finalmente categoricemos etariamente la violencia, lo haremos por estratos económicos. ¿No les parece absurdo?

Si mantenemos esta lógica verticalista donde el hombre heterosexual es un potencial feminicida, (solo porque es hombre), y la mujer heterosexual es potencialmente sujeto de feminicidio, (solo porque es mujer); Se naturaliza la noción de violencia en ambos casos. Tanto de quién puede asumir la presunta superioridad, como de quién debe considerarse sujeto de dominación.

¿La violencia que lleva a la muerte de una mujer hacia otra, o de una mujer hacia un hombre, no es igualmente repudiable? Esta pseudo-categorización, reitero, solo promueve la androgeneización de la violencia, la mitificación de la misoandría o misandria, y la codificación estereotipada del crimen.  Se trata de la promoción de un falso maniqueísmo, donde el hombre es el fuerte/villano, y la mujer es la débil/víctima. Tal afirmación es totalmente descabellada, lo sé. Pero es, lo que en el fondo nos quieren decir, cada vez que nos repiten trilladamente “feminicidio”.

Aclaro que no estoy defendiendo ninguna clase de machismo, ni estoy tomando una postura andropocéntrica, ni estoy cayendo en una contradicción después de todo lo expuesto con anterioridad. Considero que la violencia, venga de donde venga, es y seguirá siendo violencia. Mate un hombre a una mujer, o mate una mujer a un hombre, el asesinato solo tiene un nombre. Mate un ser humano a otro, sea del sexo que fuere, no importa la edad, ni la condición económica, es totalmente condenable y repudiable. Los hechos nos demuestran que ninguna ley “contra la violencia hacia la mujer” (por lo menos en el contexto boliviano) ha logrado resolver el problema, más al contrario, preserva la situación vigente, la fomenta y la reproduce.

Este conflicto no es asunto político/legislativo (aunque se requieren de políticas), sino de un asunto cultural, un asunto que debe trabajarse desde la educación, desde un hábitus alternativo.

Si los gobernantes invirtieran más recursos económicos y más empeño al invertir en cultura (entendida como educación) y menos en protagonismos mediáticos pseudo-heroicos, el asunto podría cambiar de horizonte. Claro está, se trata de un proceso largo, pero que finalmente cambiaría la perspectiva de las futuras generaciones en relación de una interculturalidad de género, un diálogo real y respetuoso entre hombres y mujeres. Mientras, solo nos queda intentar descolonizar las mentes alienadas de nuestra sociedad, difundiendo contenidos reflexivos y educativos, como este que presentamos hoy.

Ley 348 para descargar