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domingo, 13 de octubre de 2019

ELECCIONES 2019 E INDUSTRIAS DE LA COMUNICACIÓN



Desde el punto de vista de la Economía política de la comunicación notemos una evidente polarización, una, cuya encuesta (realizada por ViaCiencia) expuesta por el periódico "Opinión", en el que aparentemente Evo obtiene 43.2 % por delante de Mesa -sin necesidad de ir a segunda vuelta-, y otra encuesta (realizada por Mercados y Muestras), expuesta por su par "Los Tiempos", en el que contrariamente Mesa iguala a Morales por detrás con 1 %, obteniendo un 45 % en una segunda vuelta.

Más allá de estos datos, y las posiciones atrincheradas de quienes validan una y otra encuesta, es importante analizar una cuestión de fondo; "las instituciones están determinadas económica y políticamente. Estructuran y son estructuradas por esas determinaciones”. (Becerra, 2010) Es decir, se trata - más allá de los focus group, sondeos, entrevistas, etc.- Y las técnicas de recolección de información-, de aquellos elementos que estructuran y validan dichas encuestas y los sentidos que se transmiten a través de los canales mediáticos (punto-masa), en este caso tradicionales.

Como sucedió en Argentina (hace poco) con las elecciones primarias y las empresas encuestadoras, muchas de ellas expuestas ante los resultados que contradijeron sus datos, aquí notemos una semejanza con este método de las "encuestas". Al parecer, algunas de estas empresas -en apariencia- consagran datos en la agenda pública (o por lo menos lo validan o legitiman, por medio de la mediación) -con sus fichas técnicas-, que a su vez es instrumentalizado (agenda setting) por el medio que lo expone.

Esto nos dice, por simple intuición, que la carga simbólica que transmiten estas encuestan intentan determinar la inclinación del voto, a favor o en contra. Lo más serio, y aquello que no suele ser sujeto de análisis, es la cuestión de quiénes (personas con capacidad de decisión sobre las líneas editoriales, accionistas, asociaciones, organizaciones, etc. o cualquier forma de control/poder de estas empresas de comunicación), establecen la difusión de una encuesta u otra, y por tanto la transmisión de ciertos sentidos y las razones que los motivan.

Solo podemos concluir (por sentido común) - sin una exhaustiva investigación fundamentada-, que algunas empresas de comunicación -subrepticiamente-, nos demuestran su inclinación política. Esa inferencia nos lleva a otro plano, el histórico y el ideológico, es decir, que alguno busca "llevarse bien con el posible vencedor de las elecciones" y el otro "sacarlo del camino" (como fue en el pasado desde las implementaciones tecnológicas de los MASS MEDIA y las pugnas por su consolidación y sus mecanismos de expansión).

Lo que no necesita de investigación es recordar simplemente que en la historia de Latinoamérica fueron -en su gran mayoría-, gobiernos "liberalistas" las que más han favorecido a las empresas de comunicación (cuyas estructuras de propiedad, en su mayoría privadas), han fortalecido su alta concentración económica, su eje monotemático ideológico, su expansión y centralismo geográfico, entre otros, por medio de las legislaciones y relaciones de poder, que los sostienen o limitan. (Un ejemplo pequeñito, canal 5 Bolivisión, pertenecía a Ernesto Asbún, fundador y exdueño de Lloyd Aéreo Boliviano, vendió el canal al mexicano Ángel González, propietario del conglomerado mediático Albavisión. Mismo dueño de empresas de comunicación en diversos países de América Latina, sólo nótese sus contenidos para advertir la presencia de Televisa de México).


El peligro del establecimiento de estos monopolios, oligopolios - y sociedad anonimizadas-, es que tejen redes que limitan el espacio público y su acceso, y por tanto los derechos humanos y la libertad de expresión (muy al contrario de lo que suelen defender), ya que los productos informativos se rigen bajo los lineamientos de la economía capitalista, requieren cumplir con sus fines comerciales. Por eso no es raro la importación de formatos en programas, denominados por muchos, como trash, o los talk show, que se adecuan a nuestro contexto.

Aprovecho (intencionalmente) la ocasión para establecer en -otra- agenda, un futuro debate sobre los estudios culturales y los estudios sobre economía neoclásica de las industrias culturales. Como diría en conclusión, en palabras de Santiago Marino (2011); "Los medios de comunicación son instituciones complejas con doble acción y mediación de intereses: políticos y económicos. A partir del tipo de mercancía con la que trabajan —que tiene doble valor, material y simbólico— componen un actor particular y con consecuencias especiales a partir de sus acciones. Intervienen, afectan y constituyen (aunque no determinan, o al menos no se comparte aquí esa idea) el espacio público, que es un espacio político".

En fin, los medios de comunicación juegan un rol importante en la construcción de afinidades políticas en pro de sus intereses comerciales. Alguien dirá, ¿Y las pruebas de la existencia de estos conglomerados locales, regionales e internacionalizados? Solo cuestionemos sobre, la existencia o no, de información pública sobre los propietarios y/o sociedades cuasi-anónimas y anónimas, que rigen sobre control de medios y sus monopolios. ¿Dónde encontramos esta información?