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domingo, 2 de mayo de 2021

El virus del egoísmo



Según cifras de oficiales de diversos países, a la fecha se registraron en el mundo casi 147 millones de contagios y más de 3,1 millones de muertes por COVID-19. Los países con mayor incidencia de contagios y muertes en el planeta por este virus (en orden ascendente) son Francia, Turquía, Brasil, EEUU, e India a la cabeza con cifras que superan los 3 millones de contagios en las últimas dos semanas.

Según estas cifras, las naciones con más contagios y muertes se ubican en los continentes (en orden ascendente) de Asia occidental, Sudamérica, Norteamérica y Europa. El continente con menos contagios es África y se suman algunos países de Asia Oriental y de otros continentes. Según la Academia Africana de Ciencias, algunos factores como la edad media, diferencias climáticas, inmunidad preexistente, y factores genéticos explican esta disminución. Pero los investigadores no descartan factores socioculturales.

Si analizamos los precedentes históricos de muchos países encontraremos que estos muestran comportamientos de alta disciplina social frente al Estado. Otros como consecuencia de experiencias previas a crisis sanitarias (como África) o la participación de sectores rurales e indígenas en todo el mundo con muestras de sentido colectivo frente a la enfermedad. Sin mencionar que varios países (muchos de ellos nórdicos) cuyas políticas educativas avanzadas cultivaron socialmente una respuesta comunitaria a la pandemia. En todos estos casos de reducción, o presencia mínima del virus, se confirma esta lógica basada en el “bien común”.

Usted como ciudadano puede constatar estas generalizaciones observando su cotidiano y los que nos muestran los noticieros en todo el mundo. Mientras gente que hace todo lo posible por protegerse con medidas de seguridad sanitaria a sí misma y a su entorno familiar, otros velan por su comodidad personal arguyendo que su libertad individual se debe respetar. Por eso no es extraño observar personas sin barbijos mitificando la enfermedad.

El virus del egoísmo prolifera y se expande a nuestro alrededor como expresión y ausencia de una cultura por el otro. Mientras no modifiquemos nuestros hábitos frente a los demás, el egocentrismo asume una especie de espejismo de inmunidad ante el virus. En todo caso, comprendamos que la libertad no es sinónimo de libertinaje, sino de la capacidad individual de hacerse responsable por el otro. El sentido de comunidad parte de saber que no debo hacer cosas que no esperaría, que otros, me lo hagan a mí.