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miércoles, 21 de octubre de 2020

Medios, democracia y Elecciones Bolivia 2020

 


Los bolivianos se critican unos a otros y se cuestionan entre ellos sobre quién debía ganar y quién no, las elecciones, quién ganó y quién perdió, pero poco se cuestiona el ROL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN en esta época electoral. Pareciera que esta especie de aparatos conectados, llevaran implícita la neutralidad  en sus cables.

Mientras el discurso pre y post-electoral se muestra evidente y fragmentado en torno a ciertas posiciones políticas y sus representaciones (incluyendo sus intereses e intenciones) desde el ámbito social, el discurso de los medios pasa desapercibido, no fragmentado, como apolítico, no representativo partidariamente, sin intereses y sin intenciones. ¿Quién cuestiona el rol de los medios?

Los ciudadanos también debemos hacer una CRÍTICA sobre lo que consideramos el "debate público" que es posicionada como tal, precisamente desde la proyección en la "esfera pública", a través de los productos (informacionales) de las empresas infocomunicacionales.

Mucha de la invalidación de la información "oficial e institucional", no solo es a causa de la infoxicación que circula en las redes sociales, sino también por la falta de crítica hacia los productos informativos que consumimos y el rol social de quienes la producen.

A primera vista, los medios hegemónicos del país también (como los partidarios de frentes políticos) se han disputado su lugar en estas elecciones de forma subrepticia; Y seguramente lo seguirán haciendo.

En estas semanas, sobre todo en las últimas, muchos de estos medios han intentado legitimar a ciertos candidatos de su preferencia, o deslegitimar a los de su aversión. (No explicaremos los argumentos sobre estas intenciones para evitar desviarnos del tema)

¿Qué nos hace falta para visualizar la intencionalidad de los productos informativos? 

Nos hace falta promover en nuestra sociedad una educación crítica sobre el consumo/recepción de los contenidos de los medios y su relación con las estructuras que rigen el sistema económico político, social y cultural que hay detrás de ellas, por medio de políticas de comunicación y cultura, como sucede en otras naciones con un un ecosistema de medios más organizado que el nuestro.

Necesitamos, como ciudadanos, ejercitar una METALECTURA de lo que se considera NOTICIA, porque en gran medida, la polarización del país, no ha sido (como justifican algunos conformistas) un "reflejo de la realidad", sino más bien diría yo, una realidad proyectada a partir de la carga inmaterial (simbólica) de los productos informativos. Es decir, desde una perspectiva teórica fue cada vez más evidente que los medios de comunicación, en vez de representar la realidad, la construyen (Verón, 1983; 2002).

Recordemos, la Agenda Setting, no la prescribe el consumidor, sino el productor de los contenidos. Esta agenda la imponen mediáticamente las empresas informativas por diversas razones, incluyendo (como es de esperarse), por razones políticas y económicas. Recuerde también, no existen medios neutrales, pues en ellos participan personas, no máquinas. Sus filtros (gatekeepers) parten de valores institucionales, profesionales o personales.

Paradójicamente, los medios deberían, junto con otras instituciones, velar porque los ciudadanos adquiramos mayores herramientas de control sobre los contenidos y filtros sobre los productos informativos. Es verdad, existen mediaciones (lo dicen los estudios de audiencias y de recepción), pero no todos los ciudadanos mediamos de la misma forma, ni con el mismo conocimiento, ni con las mismas capacidades. No tomar en cuenta esta otra dimensión (la de los estudios del emisor) es desconocer la importancia de las estructuras de las industrias informativas dentro de las sociedades contemporáneas.

En estos momentos los medios prevalecen en su intento por guiar el timón de la "esfera y la opinión pública" sobre ciertos asuntos. 

Seamos más críticos en cuanto a nuestros consumos, porque si algunos medios magnifican o minimizan, difunden u omiten ciertos temas, es señal de que aún nos hace falta democratizar el acceso a la información y la comunicación, pues mientras su rol no se centre en el "bien común", existirán científicos sociales que sigan demostrando que intereses particulares se disfrazan, tanto de democrático como de "bien común".

A continuación, algunas recomendaciones a tomar en cuenta para los medios de comunicación:

  • Una de las tareas pendientes de mejorar en los medios -en general-, es la de proporcionar el tratamiento profundo y el seguimiento necesario a presuntas informaciones (para que los consumidores descarten los infonews, o bien, para que estos cobren trascendencia en los medios tradicionales desde el periodismo prosumidor (siempre y cuando se trate de información con fuentes y cumplan los requisitos básicos del tratamiento de la información).
  • Lo anterior con el fin de evitar falsos debates que se re-producen en los contenidos de los Mass Media con efectos como el segregacionismo social y cultural.
  • Que coadyuven en la cultura del diálogo (comunicación efectiva interciudadana), mucho antes que potenciar la polémica, con el fin de sofocar el clima social de convulsión política y fragmentación social.
  • Que promuevan y posibiliten el consenso entre ciudadanos antes que la pre-fabricación de notas que inciten al sensacionalismo y el morbo político.

  • Que sofoquen las pugnas por falta de “comunicación” entre miradas distintas.
  • Diversificar las narrativas y expandir los relatos, así como ampliar las visiones sobre los temas y pluralizar las voces, superando la colonialidad mediática de la “fuente oficial", "fuente privilegiada", "fuente elitista", "fuente anónima" o la fuente acorde a la línea editorial del medio.
  • Proporcionar productos informativos (junto a sus temáticas en agenda) que quedan en la omisión y el limbo, por causa de la inmediatez y la búsqueda de rating.
  • Mejorar la calidad del sector ejecutivo (periodistas), tanto en su formación como en sus condiciones laborales, porque son uno los eslabones principales para la existencia del empresariado infocomunicacional. De ellos depende su existencia como institución responsable del correcto tratamiento de la información (proceso de producción).

  • Lo anterior exige que los procesos y rutinas productivas de los periodistas dentro de la empresa, sean por dictamen de las convenciones internacionales sobre libertad de expresión y acceso a la información, de carácter independiente. Esto para evitar otra serie de problemas y faltas que continúen violando las aspiraciones de democratización de las comunicaciones en las sociedades contemporáneas como la nuestra. 

Debemos recordar que, según los estudios del emisor (casi inexistentes en nuestro contexto), la Agenda pública (y los productos informativos que la contienen) son mayoritariamente definidos bajo criterios económicos (aspiraciones comerciales, por ejemplo), y políticos (línea editorial, por ejemplo). Sin olvidar que no solo se trata de contenidos materiales, sino también inmateriales, contenedoras de sentidos y de representaciones simbólicas.

En fin, que escuchemos que lo medios son "independientes", no significa que sean neutrales. No nos comamos, de una, lo que nos dice un medio –reflejo de lo que congenia con lo que pensamos-, y menos lo que nos dicen por redes sociales. Mastiquemos lo que comamos, y mastiquemos diversos contenidos informativos, pues solo la pluralidad informativa (productos informativos con distintas miradas) enriquece la crítica del ciudadano.


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