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domingo, 2 de mayo de 2021
El virus del egoísmo
domingo, 13 de diciembre de 2020
EL DISCURSO SUBVENCIONADO. PUBLICIDAD ESTATAL Y MEDIOS EN BOLIVIA
Para entender este pequeño
análisis es importante distinguir la relación comercial infocomunicacional del
Estado con los medios de comunicación, de la instrumentalización de dicha
acción con fines políticos. La primera es inevitable, pero la segunda puede ser
sujeto de regulación.
Es decir, no se puede evitar una
"subvención estatal" por concepto de publicidad porque los recursos
económicos destinados desde el Estado por razones de comunicación estatal -con
el que se nutren las empresas (privadas, públicas, comunitarias, cooperativas,
indígenas, ONG´s y otros) de comunicación-, son una fuente importante para su
normal funcionamiento dentro del sistema comunicacional y las estructuras de
funcionamiento geográfico en cada nación.
Pero sí se puede evitar lo que
subrepticiamente se denomina en sociología del Estado como el "DISCURSO
SUBVENCIONADO" (que parte de la oferta y demanda de información/cultura y
las relaciones comerciales entre Estado y Sistema de medios) y con el que el Estado (suele) instrumentar
su discurso ideológico.
Es importante evaluar la gestión
de políticas de comunicación en cuanto al sistema de medios respecto de esta
subvención, a través de una Regulación específica (tarea por demás pendiente).
La falta de regulación en Bolivia
al respecto de las estructuras de propiedad de los medios y el ecosistema tendiente
al reparto monopólico/oligopólico de frecuencias, son un constante atentado a
los convenios internacionales sobre democratización de la comunicación y la
cultura, las libertades de expresión y pensamiento, acceso a la
información/cultura, el éter como derecho de los ciudadanos, y otros muchos
derechos colectivos a los que se Bolivia está suscrito (ornamentalmente) y que
a nivel local (con vacíos normativos), ninguna institución ha gestionado, o por
lo menos no ha representado el interés social frente a los abusos del Estado.
Fuente: Viceministerio de Comunicación de Bolivia |
Al respecto, desde hace algunos años se viene señalando que la concentración en la propiedad de los medios de comunicación masiva es una de las mayores amenazas para el pluralismo infocomunicacional y la diversidad cultural. Aunque a veces difícilmente percibida por su carácter sutil, la libertad de expresión tiene un cercano vínculo con la problemática de la concentración. Este vínculo se traduce en conceptos como “pluralidad” y “diversidad”, ambos términos intencionalmente diferenciados. La primera relacionada, según Albornoz (2014), con los contenidos de los medios, y la segunda, con las expresiones culturales.
Por lo antes mencionado, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos ha referido que, la libertad de expresión es
una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática y
necesaria para modelar la opinión pública. Es también conditio sine qua non
para que los partidos políticos, las sociedades científicas y culturales, los
sindicatos, representaciones de la sociedad civil, o cualquier colectivo que
desee influir sobre la colectividad, puedan desarrollarse plenamente.
De la misma forma, la Declaración
de Principios sobre la Libertad de Expresión elaborada por la Relatoría para la
Libertad de Expresión de la OEA en el año 2000, advierte que la libertad de
expresión, en todas sus formas y manifestaciones, es un derecho fundamental,
inalienable e inherente a todas las personas, sin importar su condición social
o cultural. Es, además, un requisito indispensable para la existencia misma de
una sociedad democrática.
En concreto, la noción basada en
la Primera Enmienda de la Constitución de EEUU sobre la “libertad de expresión”,
según la corriente teórico/académica del intelectual norteamericano Owen Fiss, puede
justificar la necesidad de Regulaciones (como en el caso
particular), apoyándonos además en los principios de libertad de expresión de
la CIDH o de las premisas de la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos
(otros aspectos a los que valen la pena darle otro espacio de análisis).
Por el momento sería interesante
tomarse la molestia de observar el informe presentado el 8 de diciembre de 2020
por la viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, respecto de su denuncia
sobre los supuestos beneficios que el gobierno transitorio de Jeanine Añez
realizó durante su estadio por el Estado en torno a la publicidad estatal.
Este informe puede ofrecernos un
panorama de las relaciones económicas/políticas, entre el Estado y las empresas
de comunicación, lo que a su vez significa la innegable necesidad de una Ley
para el "acceso a la información pública" que nos permita obtener
este mismo mapa de relaciones entre el MAS
y el sistema de medios en Bolivia durante los 14 años de gobierno (otro
pendiente para la gestión de políticas públicas en comunicación/cultura)
Fuente: Los Tiempos |
Pero entonces, ¿Por qué es necesaria una regulación al respecto de este caso en particular (publicidad estatal y medios de comunicación)?
Es ineludible propiciar una regulación que obligue al Estado desarrollar una asignación equitativa de recursos económicos, pues ante tales desigualdades, no solo se trata de limitar esta instrumentalización de los recursos del Estado para un direccionamiento de los contenidos de los medios (y su discurso subvencionado). Se trata además de evitar el cierre de otros medios pequeños (también deficientemente subvencionados) como los medios populares, comunitarios, indígenas, cooperativas etc., limitados de recursos económicos, pues representan lo poco que tenemos en el país en diversidad de medios, y por tanto en diversidad de puntos de vista, de contenidos, de temáticas, de voces y de expresiones culturales.
Esta regulación incluye que el
Estado no instrumentalice tales subvenciones a medios pequeños como los comunitarios
para los mismos fines políticos. Por eso también hacemos referencia de que en
Bolivia existe la urgencia de devolver el carácter público de esta especie de “estatismo”
de los medios comunitarios, cooperativos o indígenas.
Según Albornoz y García Leiva
(2017a), pensar la diversidad desde las industrias infocomunicacionales depende
una multiplicidad de factores, entre ellas, que la cadena de valor no esté concentrada en un número reducido de “agentes”,
y que contrariamente se caractericen porque los contenidos tengan diferentes
tipos de “titularidad, tamaño y origen geográfico”. Además de que dichos
contenidos expresen “diferencias de variedad, balance y disparidad” en torno a
la identidad, los valores o las estéticas.
En conclusión, el propósito de
una regulación concerniente a limitar y condicionar modos equitativos de
reparto económico de la publicidad estatal, tiene como finalidad de que las
industrias infocomunicacionales (o industriales culturales en términos más
amplios), generen las condiciones ideales
para la expresión de una variedad de grupos que conviven en una sociedad determinada
(diversidad interna o local) y para “hacerse eco de las cosmogonías y las expresiones
de culturas foráneas” (diversidad externa o global).
En fin, pensar en democratizar las
comunicaciones, es pensar en diversidad cultural, lo mismo que “Los ciudadanos
y grupos sociales puedan acceder y elegir entre un elevado número de
contenidos, e, incluso, puedan crearlos y difundirlos” (Albornoz y García Leiva,
2017a)
miércoles, 21 de octubre de 2020
Medios, democracia y Elecciones Bolivia 2020
Los bolivianos se critican
unos a otros y se cuestionan entre ellos sobre quién debía ganar y quién no, las
elecciones, quién ganó y quién perdió, pero poco se cuestiona el ROL DE LOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN en esta época electoral. Pareciera que esta especie de aparatos
conectados, llevaran implícita la neutralidad en sus cables.
Mientras el discurso pre y post-electoral
se muestra evidente y fragmentado en torno a ciertas posiciones políticas y sus
representaciones (incluyendo sus intereses e intenciones) desde el ámbito
social, el discurso de los medios pasa desapercibido, no fragmentado, como apolítico,
no representativo partidariamente, sin intereses y sin intenciones. ¿Quién
cuestiona el rol de los medios?
Los ciudadanos también
debemos hacer una CRÍTICA sobre lo que consideramos el "debate
público" que es posicionada como tal, precisamente desde la proyección en
la "esfera pública", a través de los productos (informacionales) de
las empresas infocomunicacionales.
Mucha de la invalidación de la información "oficial e institucional", no solo es a
causa de la infoxicación que circula en las redes sociales, sino también por la
falta de crítica hacia los productos informativos que consumimos y el rol social
de quienes la producen.
A primera vista, los medios hegemónicos
del país también (como los partidarios de frentes políticos) se han disputado
su lugar en estas elecciones de forma subrepticia; Y seguramente lo seguirán haciendo.
En estas semanas, sobre todo
en las últimas, muchos de estos medios han intentado legitimar a ciertos
candidatos de su preferencia, o deslegitimar a los de su aversión. (No
explicaremos los argumentos sobre estas intenciones para evitar desviarnos del
tema)
¿Qué nos hace falta para visualizar la intencionalidad de los productos informativos?
Nos
hace falta promover en nuestra sociedad una educación crítica sobre el
consumo/recepción de los contenidos de los medios y su relación con las estructuras que rigen el sistema
económico político, social y cultural que hay detrás de ellas, por medio de
políticas de comunicación y cultura, como sucede en otras naciones con un un ecosistema de medios más organizado que el nuestro.
Necesitamos, como ciudadanos, ejercitar una METALECTURA de lo que se considera NOTICIA,
porque en gran medida, la polarización del país, no ha sido (como justifican
algunos conformistas) un "reflejo de la realidad", sino más bien
diría yo, una realidad proyectada a partir de la carga inmaterial (simbólica)
de los productos informativos. Es decir, desde una perspectiva teórica fue cada
vez más evidente que los medios de comunicación, en vez de representar la
realidad, la construyen (Verón, 1983; 2002).
Recordemos, la Agenda Setting,
no la prescribe el consumidor, sino el productor de los contenidos. Esta agenda la imponen mediáticamente las empresas
informativas por diversas razones, incluyendo (como es de esperarse), por razones políticas y económicas. Recuerde también, no existen medios neutrales, pues en
ellos participan personas, no máquinas. Sus filtros (gatekeepers) parten de valores institucionales, profesionales o personales.
Paradójicamente, los medios
deberían, junto con otras instituciones, velar porque los ciudadanos adquiramos
mayores herramientas de control sobre los contenidos y filtros sobre los productos informativos. Es verdad, existen mediaciones (lo dicen los estudios de
audiencias y de recepción), pero no todos los ciudadanos mediamos de la misma
forma, ni con el mismo conocimiento, ni con las mismas capacidades. No tomar en
cuenta esta otra dimensión (la de los estudios del emisor) es desconocer la
importancia de las estructuras de las industrias informativas dentro de las sociedades contemporáneas.
En estos momentos los medios prevalecen en su intento por guiar el timón de la "esfera y la opinión pública" sobre ciertos asuntos.
Seamos más críticos en cuanto a nuestros consumos, porque si algunos
medios magnifican o minimizan, difunden u omiten ciertos temas, es señal de que
aún nos hace falta democratizar el acceso a la información y la comunicación, pues
mientras su rol no se centre en el "bien común", existirán
científicos sociales que sigan demostrando que intereses particulares se
disfrazan, tanto de democrático como de "bien común".
A continuación, algunas recomendaciones a tomar en cuenta para los medios de comunicación:
- Una de las tareas pendientes de mejorar en los medios -en general-, es la de proporcionar el tratamiento profundo y el seguimiento necesario a presuntas informaciones (para que los consumidores descarten los infonews, o bien, para que estos cobren trascendencia en los medios tradicionales desde el periodismo prosumidor (siempre y cuando se trate de información con fuentes y cumplan los requisitos básicos del tratamiento de la información).
- Lo anterior con el fin de evitar falsos debates que se re-producen en los contenidos de los Mass Media con efectos como el segregacionismo social y cultural.
- Que coadyuven en la cultura del diálogo (comunicación efectiva interciudadana), mucho antes que potenciar la polémica, con el fin de sofocar el clima social de convulsión política y fragmentación social.
- Que promuevan y posibiliten el consenso entre ciudadanos antes que la pre-fabricación de notas que inciten al sensacionalismo y el morbo político.
- Que sofoquen las pugnas por falta de “comunicación” entre miradas distintas.
- Diversificar las narrativas y expandir los relatos, así como ampliar las visiones sobre los temas y pluralizar las voces, superando la colonialidad mediática de la “fuente oficial", "fuente privilegiada", "fuente elitista", "fuente anónima" o la fuente acorde a la línea editorial del medio.
- Proporcionar productos informativos (junto a
sus temáticas en agenda) que quedan en la omisión y el limbo, por causa de la
inmediatez y la búsqueda de rating.
- Mejorar la calidad del sector ejecutivo
(periodistas), tanto en su formación como en sus condiciones laborales, porque
son uno los eslabones principales para la existencia
del empresariado infocomunicacional. De ellos depende su existencia como institución responsable del correcto tratamiento de la información (proceso de producción).
- Lo anterior exige que los procesos y rutinas productivas de los periodistas dentro de la empresa, sean por dictamen de las convenciones internacionales sobre libertad de expresión y acceso a la información, de carácter independiente. Esto para evitar otra serie de problemas y faltas que continúen violando las aspiraciones de democratización de las comunicaciones en las sociedades contemporáneas como la nuestra.
Debemos recordar que, según
los estudios del emisor (casi inexistentes en nuestro contexto), la Agenda
pública (y los productos informativos que la contienen) son mayoritariamente
definidos bajo criterios económicos (aspiraciones comerciales, por ejemplo), y
políticos (línea editorial, por ejemplo). Sin olvidar que no solo se trata de
contenidos materiales, sino también inmateriales, contenedoras de sentidos y de
representaciones simbólicas.
En fin, que escuchemos que
lo medios son "independientes", no significa que sean neutrales. No
nos comamos, de una, lo que nos dice un medio –reflejo de lo que congenia con
lo que pensamos-, y menos lo que nos dicen por redes sociales. Mastiquemos lo
que comamos, y mastiquemos diversos contenidos informativos, pues solo la
pluralidad informativa (productos informativos con distintas miradas) enriquece
la crítica del ciudadano.
lunes, 11 de noviembre de 2019
MEDIOS, PODER Y NOTICIABILIDAD
¿Qué rol tienen los medios frente a esta, denominada por unos, como "recuperación de la democracia", o "Golpe de Estado", por otros? ¿Cómo se construyen las percepciones sociales y estas versiones polarizadas?
En medio del caos, tanto en Chile como en Bolivia respecto de las crisis sociales, los medios juegan un rol demasiado importante, y subrepticiamente estas industrias trabajan -en este momento- en sus procesos productivos de información, exponiendo fragmentos de la realidad -y censurando otros-, por diversos factores; " […] que la clase de noticia que recibe la atención de los medios y la manera en que se las presenta, tienen consecuencias importantes para los regímenes políticos. Sensibles al poder los medios informativos para influir en la agenda política, los gobiernos de todo el mundo tratan de controlar la producción de los medios, forma e informalmente". (Graber, 1981:79)
Esta selección, proceso de producción, organización productiva y del trabajo, y comercialización/difusión, también cuenta con un carácter individual en el tratamiento, es decir el proceso de la información pasa también por la subjetividad del propio periodista y los factores que en él la definen; "Habría que estudiar la ideología de los informadores para entender mejor la capacidad o disposición ante ciertos temas y, por consiguiente, su mediación. Ideología del informador desde el criterio de su caracterización profesional: ámbito sociocultural de procedencia, nivel de estudios, titulación profesional, modo de reclutamiento o contratación, aspiraciones y posibilidad de promoción, política de formación permanente del canal, grado de participación o intervención en las decisiones y sobre todo la escala de valores o criterios profesionales de noticiabilidad" (Barroso. García, 1992: 82)
Estas visiones se convierten en miradas reduccionistas (como noticia), definen el conocimiento social y por tanto las posiciones políticas respecto de un hecho. De esta manera una de las dimensiones que establece la noticiabilidad o no, de una información, es configurado por factores intrainstitucionales del medio, sean estas valores/noticia de la institución o de la propia persona, invisibilizando fragmentos de la realidad que podrían amplificar los significados sociales; "Estas características de fondo pueden explicarse por las modalidades productivas de la información: el conjunto de factores que determina la noticiabilidad de los acontecimientos permite realizar cotidianamente la cobertura informativa, pero obstaculiza la profundización y la compresión de muchos aspectos significativos en los hechos presentados como noticias.(Wolf; 1987: 219).
La "opinión pública" (dentro y fuera de Bolivia) -que es también una construcción social de los media-, es resultado de los factores que intervienen en el proceso productivo de la noticia. En sociología de la comunicación le llamaríamos el proceso de difusión del conocimiento social. En comunicación social estaría determinado por la noticiabilidad de un hecho.
En 1976 David Altheide definió la NOTICIABILIDAD como una perspectiva práctica sobre los acontecimientos; Enunciación que Mauro Wolf acentúa especialmente por considerar que toma distancia de aquella visión arbitraria impuesta a la selección del trabajo informativo. De hecho, no duda en asociar esta noción, con lo que ahora puede llamarse “cultura periodística”, en clara alusión a ese proceder que se erige en el propio seno de la relación intrainstitucional, el papel que la empresa y el lugar que sus propietarios ocupan en el tejido social-político, los valores que rigen la tarea informativa y las experiencias personales puestas en juego por el periodista.
Sobre este punto Mauro Wolf afirma: “[...] desde esta perspectiva, es noticia lo que –hecho pertinente por la cultura profesional de los periodistas– es susceptible de ser trabajado por el aparato sin excesivas alteraciones y subversiones del normal ciclo productivo”. (Wolf, 1987:217).
Por otro lado, este análisis se expande también a esos medios que son a la vez protagonistas, es decir las RRSS.
La convergencia sin duda ha complejizado aún más el panorama, porque existen informadores con sus propios valores/noticia (polarizadas al respecto, en la mayoría de los casos en este contexto); "Hoy tenemos que saldar cuentas no sólo con las interpretaciones erradas de los testigos oculares, con el trabajo de los corresponsales, con la mediatización de las agencias, etc., sino también con los efectos ulteriores del newsmaking, de las nuevas tecnologías, de Internet, de los web-sites, que no sólo hablan sobre ciertos hechos y situaciones, sino que contribuyen a la imagen general del mundo, y a delinear el, en parte, nuevo paisaje de experiencias y de valores dentro del cual nos movemos (Bettetini y Fumagalli, 2001:29-30).
La dificultad de distinguir la información de la desinformación, es tan solo un efecto corrosivo ante la creación de una opinión pública con sus versiones (en este caso polarizadas) para el gusto de cada individuo y sus disposiciones subjetivas.
Cuando no existe control de los datos de parte de los usuarios (en el sentido de ejercitar mecanismos de constatación de los hechos), y la falta de una cultura informativa (en contra de los fakenews), e instituciones que garanticen la posibilidad de un abanico mayor para el contraste de datos, el conocimiento colectivo puede tomar cierta forma (intencional o no), respecto de la propia realidad social, como vemos en las calles y en la percepción de quienes son ajenos al contexto donde se suscitan. Esto, al respecto de las luchas geopolíticas de parte de polos opuestos como EEUU y Rusia, a través de empresas de comunicación y la manera en cómo encaran una noticia.
Mayores datos, no significan mejor información, pues algunos autores afirman que la hiperinformación no se traduce en mejor calidad en el conocimiento de la realidad social. Más si no existe predisposición a esta cultura de calidad informacional, comprobada y contrastada, de parte de los ciudadanos.
Por lo mencionado, el público sólo tendrá una idea certera de aproximación a la realidad, en la medida que confronte realidades diversas construidas por la pluralidad de medios para: “contrastar las semejanzas y diferencias de criterios en la selección, valoración y presentación”. (Barroso.García,1992:85)
Para aquello es necesario el fomento y la instauración de medios alternativos (por medio de políticas de comunicación/cultura), respecto de la gran mayoría de los que determinan sus contenidos por criterios económicos y políticos. Devolverle al interés público la comunicación su carácter "social", no es una aspiración, sino un derecho humano avalada, por ejemplo, por la UNESCO o la ONU.
No olvidemos que los periodistas e informantes son personas falibles, sujetos a factores externos e internos al momento de intentar retratar la realidad; "Resulta interesante en este punto las contrariedades que pueden advertirse en el proceso de construcción de realidad y los intereses que giran en torno a ello; Aseveraciones que ponen en tela de juicio aquello que definíamos inicialmente como la fábula periodística en torno a conceptos de objetividad y neutralidad" (Godoy, 1993)
Mientras, las pugnas por el poder tienen sus propios efectos en sus relaciones con los medios de la industria de la información. Nosotros estamos en medio de ella.
domingo, 13 de octubre de 2019
ELECCIONES 2019 E INDUSTRIAS DE LA COMUNICACIÓN
domingo, 29 de septiembre de 2019
MEDIOS, CULTURA Y HEDONISMO
En tanto, una de estas publicidades llamó mi atención: Varios clientes entran a una farmacia solicitando un producto en particular (analgésico). Ingresan uno por uno, y le exigen al farmacéutico; “Me está matando el dolor de espalda. ¿Tienes –tal producto-? Ingresa otra; Me parte el dolor de cabeza, ¿Tienes –tal producto-? Ingresa otra; Me duele el final de anatomía, ¿Tienes –tal producto-? Ingresa otra; Me duele la clase de Crossfit, ¿Tienes –tal producto-? Ingresa otra; Me duelen las vacaciones de mis hijos, ¿Tienes –tal producto-? Ingresa la última persona; Me duele mi primer trabajo, ¿Tienes –tal producto-?”.